La práctica del coaching en el liderazgo sugiere una mejora sustancial dentro de la dinámica social y de comunicación dentro de las organizaciones. Estas prácticas invariablemente tendrán repercusiones positivas dentro del cumplimiento de los objetivos y metas por parte de sus colaboradores. Generando así un mayor conocimiento, alentando la productividad, la comunicación y afianzando el liderazgo organizacional.

Considero que la inclusión del coaching en el liderazgo dentro de las organizaciones debe darse de forma gradual. Sobre todo, que existe una necesidad de capacitación y conocimiento con respecto a esta área. En el caso particular de México, considero que aún existe un tabú con respecto a lo que es la práctica del coaching. Esto constituye por un lado un impacto negativo para quienes queremos incorporar el coaching dentro de nuestros servicios, y por otro lado un gran reto y una gran área de oportunidad.

El objetivo final del coaching no radica en dar soluciones. Sino que, la persona que se somete a estos procesos pretenden ser estimulados para ellos mismos generar respuestas generativas que los lleven a encontrar soluciones. Con esto, se busca una mejor comprensión de la persona que se somete al coaching con el entorno que lo rodea.

El coaching y el liderazgo

Debido al contexto en el que nos encontramos hoy en día y dado los frecuentes cambios sociales, económicos y tecnológicos, las organizaciones están sometidas en constantes procesos de cambios. En los cuales deben adaptarse a las nuevas exigencias de la sociedad cada vez más exigente. Para hacer frente a estos procesos, los líderes y su rol juegan un papel fundamental en la carrera por ganar el gusto de los clientes.

Estos nuevos lideres tiene la enorme responsabilidad de lograr motivar e influir en el desarrollo de sus colaboradores. Llevándolos por caminos en donde se logre un equilibrio entre los deseos y necesidades de los colaboradores y los fines y objetivos de la organización. Estas nuevas formas de operar son descritas por John Kotter “no se puede dirigir empresas del siglo XXI, con estructuras del siglo XX y directivos del siglo XIX”. Surge entonces la necesidad de contar con lideres que tengan la capacidad y habilidades de gestionar a sus colaboradores en situaciones de incertidumbres y cambios.

Así pues, considero que la práctica del coaching como herramienta de gestión de habilidades y recursos de los colaboradores, supone una ventaja competitiva. Que permita a las organizaciones contar con elementos capaces de gestionar las adversidades, dotándolos de la seguridad necesaria para tomar decisiones dentro del marco institucional y del ámbito de sus funciones marcadas por el orden jerárquico.